LA CAMA SIN SÁBANA
Por Andrés Pascual Yo no me atrevo a sugerir que el mogul cambie su forma de hablar ni de juego. Todavía no tengo informes de nadie ...
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Por Andrés Pascual
Yo no me atrevo a sugerir
que el mogul cambie su forma de hablar ni de juego. Todavía no tengo
informes de nadie que se lo haya sugerido a Obama ni a Reid ni a
Pelosi ni a Hilaria, tampoco a Sharpton ni a BLM ni a la fiscal que
quiso condenar a la cañona a los policías, caso Freddie Gray. Ni a
Matthews ni a Piers ni a Raquelito ni al grupo de víboras de THE
VIEW. Y este bando de delincuentes “habla en serio”
Lo que declaró un
musulmán antiamericano que “contrataron” para que declarara
contra Trump por irrespeto a los mártires y sus familias, mucho
menos se puede considerar “patriótico”, sino un movimiento de
pícaros para encubrir el verdadero objetivo de la monserga,
“ablandar corazones y tocar almas”.
La participación de
aquel tipo en Filadelfia fue para vender otra imagen del Islamismo
asesino, irreal, deformada e inconsecuente con el Corán; por eso me
resisto a imponerme como norma concesiva ante nadie, que el hombre
modere su discurso.
“Debe enfocarse en
Hilaria” es un disparo anti-Trump, a fin de cuentas, la señora de
Bubba se enfoca sola y quedan los debates.
Hace un par de años
Obama autorizó el pago por secuestros, como pasa muchas veces, pocos
se preocuparon, yo sí, porque siempre he tenido en cuenta que los
comunistas no tiran al aire, por tal razón escribí contra aquel
decreto nunca antes pensado en América, que tuvo su estreno
internacional en el acontecimiento del envío a Irán, con el sigilio
y el misterio del barco fantasma de la película, de 400 millones; a
continuación lo que comenté entonces:
“El GOP caray...”,
McCaín, Mitch, Ryan, Hanna...los floridanos acomplejados que acaban
de “elevar” una petición para que “reformen”. A Trump le han
tratado de hacer una cama, el irresponsable y traidor GOP, peor que
los demócratas posiblemente, es un ariete de los antiamericanos,
pero no tienen sábana.
Incluso tratan de
expandir una onda de temor porque Trump mencionó las armas nucleares
y su utilización por América. De todo lo que ha hablado el
candidato, además de las medidas contra ilegales y contra los
musulmanes, nada me ha complacido más que ese comentario.
Las armas nucleares son
“un disuasivo”, por lo menos eso han dicho siempre y era hora de
que algún americano lo mencionara, porque nadie de los enemigos del
país se ha callado la boca para que Obama no lo oiga: Putin lo dijo,
China prueba cohetes a través de Corea del Norte, mientras este
antiamericano radical aguanta todo lo que le “pitcheen”.
A Trump no le podrán
ganar ni aunque multipliquen por 20 el fraude númerico de los
surveys, cuyo objetivo es frustrar, decepcionar a quienes no pueden,
a los blancos americanos, que saben bien que América solo puede
iniciar la recuperación con una fuerte política anti-inmigrante y
anti-musulmana, pero, sobre todo, preguntando, para que nadie lo
olvide, la razón por la que América no utiliza las armas nucleares,
convoyada contra la política de concesiones de Obama, que entregó a
Europa y se supo porque le dejaron un micrófono abierto, peligroso
detalle que el viejo continente olvidó muy rápido; contra el
ridículo de las rayas rojas y de la revitalización del terrorismo
islámico, al derribar regímenes aliados en el área como no hacen
con los Castro o con Maduro, por lo tanto, muy infecunda e inmoral
justificación al efecto “democracia y libertad”.
Al mencionar el uso de
armas atómicas, creo yo, Donald Trump coronó en la partida: hable
lo que hable, nada de lo que este hombre dice puede ser objeto de
burla, si está loco, es la señal de que Dios sigue teniendo en un
lugar de privilegio a Estados Unidos, que reconoce que puede
convertirse en tragedia de proporciones mayúsculas la continuidad de
la entrega del país, por eso lo trajo al firmamento político de
hoy, para contener a cuerdos castrados que no valen un centavo.
El mundo no está para
que América (Obama o Hilaria), asista a reuniones sobre energía
nuclear con el objetivo de impresionar, cuando se entrega al país
cada vez que toman una medida anti-americana en la Casa Blanca.